Continuando con la reflexión del anterior post acerca de la accesibilidad y los centros comerciales, hoy nos preguntamos por la situación de aquellos que operan en Lima y que fueron abiertos hace 10 ó 15 años.
Son centros comerciales que reciben 1 ó 2 millones de visitas al mes. ¿Cuántas de esas personas tiene dificultades para acceder a los mismos? Sillas de ruedas, invidentes, personas lesionadas, embarazadas, mayores, niños e incluso los usuarios distraídos con el celular…
Si ahora mismo le preguntas por las dificultades de acceso a un cliente de un centro comercial que va en silla de ruedas o empujando un coche de bebés te dirá que no tiene ningún problema. Su respuesta será que siempre hay alguien que le ayuda a cargar el coche, que para a los vehículos cuando cruza un paso de peatones o que tiene por la parte de atrás del centro un acceso con rampa… y esto lo fundamentan así porque nunca se han planteado que la realidad sea otra.
Porque estas personas no deberían depender de la buena voluntad ciudadana. La accesibilidad a un edificio público tendría que poder realizarse de manera autónoma y segura. Y lo mejor es que esto puede hacerse sin que sea una inversión demasiado grande.
La sociedad evoluciona
Los tiempos evolucionan y aumentan las necesidades de la población. Una sociedad moderna está más sensibilizada y no entiende que pueda existir un mall o un edificio público que no cuente con medidas de accesibilidad universal. Lo mismo que ahora se demandan veredas más amplias para pasear, ciclovías, seguridad vial… las exigencias en accesibilidad en Perú serán cada vez mayores y la sociedad va a comenzar a demandar medidas para solucionar esta necesidad que debería estar cubierta. Una necesidad que nos afecta a todos y no solamente a las personas en silla de ruedas.
Lo cierto es que los centros comerciales lo saben y ya están trabajando en ello. Los más modernos cuentan con pasarelas elevadoras, escaleras bien señalizadas, ascensores con botones en Braille y otras medidas que facilitan muchísimo la accesibilidad universal. Mejorar el acceso a un público más amplio supone mayor número de clientes potenciales y al final eso se traduce en más ventas. Pero, sobre todo, significa que todos los clientes que visitan el centro comercial acceden de una manera más cómoda.
Los malls más antiguos deben adaptarse a estas necesidades e implementar soluciones accesibles para mejorar la seguridad y autonomía de todos sus clientes, no solo porque lo diga la ley, sino porque es una gran ventaja para ellos. Ya muchos operadores están apostando por ser ejemplo de accesibilidad como parte de su política comercial y de responsabilidad social y se están dando cuenta de las grandes ventajas que aporta.