Cuando en una ciudad se plantean actuaciones viales, estas deben ir encaminadas a fomentar el uso del transporte público y hacer más atractiva la ciudad para el peatón. Se debe desincentivar el uso del automóvil particular en favor del transporte público, o generaremos lo que se conoce como tráfico inducido.
Para ello se debe comenzar con tener un transporte público de calidad, accesible, seguro y limpio y un sistema interconectado de modos de transporte que facilite los viajes urbanos de los ciudadanos.
Las actuaciones que favorecen al peatón hacen que el tránsito sea más pausado y controlado. Si en una vía urbana los vehículos van a demasiada velocidad, debemos reducir el ancho de carril y poner pasos de peatones seguros, como primera actuación. De esta manera el tránsito vehicular es mucho más controlado, se evitan accidentes, peatones cruzando indebidamente y la velocidad media de la vía se reduce considerablemente. Con estas medidas conseguimos reducir la congestión, aunque a priori pudiera parecer lo contrario.
Cuando las actuaciones son en sentido opuesto, es decir, pensando en los vehículos, ocurre el efecto contrario. Cuando se crean nuevas vías, rutas rápidas o se piensa en incrementar el espacio para que los autos circulen mejor, no se resuelve el problema del tráfico, solamente lo inducen.
El problema del tránsito generado
Según Todd Litman, “la congestión tiende a mantener el equilibrio; los volúmenes de tránsito aumentan hasta el punto que los retrasos de la congestión desincentivan los viajes en hora punta. Si la capacidad de la vía aumenta, los viajes en hora punta también aumentan hasta que la congestión limite de nuevo el crecimiento del tránsito. Estos viajes adicionales se les llama tránsito generado o tráfico inducido.
Este incremento se debe a que, al reducir momentáneamente el tiempo de un viaje, esta nueva ruta resulta más atractiva para más automovilistas y, por lo tanto, se desincentiva el uso del transporte colectivo. Además muchos vehículos realizarán viajes más largos que antes para poder usar la nueva vía y los viajes cortos se realizarán más frecuentemente.
Normalmente al principio, el uso de la nueva vía rápida se realiza más rápido, pero en poco tiempo esta situación varía, debido al tráfico inducido, y las vías vuelven a estar congestionadas.
La cuestión a tratar es cómo transportar ciudadanos de manera eficiente y segura. Existen diferentes políticas que se pueden aplicar, pasando por mejorar el transporte público y hacer que genere su propia demanda inducida. Además se recomienda combinar estas políticas con medidas disuasorias sobre el uso del vehículo privado.
San Francisco, Seattle, Seúl, Madrid y Londres son algunos ejemplos de grandes ciudades que han aplicados medidas de contención del tránsito con éxito.