La Estación de Naranjal del Metropolitano fue el espacio elegido para recibir la visita de un grupo de personas con discapacidad visual este domingo 2 de octubre. Acompañados de nuestros amigos de la Agrupación Interdisciplinaria de Estudiantes sobre Discapacidad e Inclusión (AIEDI), este colectivo se acercó hasta el paradero del sistema de transporte público para conocer de primera mano el nuevo sistema de señalización podotáctil y ofrecer sus sugerencias sobre el mismo.
A medida que se fue desarrollando la visita, las impresiones iban intercambiándose y podíamos conocer sus impresiones sobre la implementación de este tipo de señalización. Así, en un principio les sorprendió la altura de la señalización de guiado, ya que la sentían demasiado alta. Pero a medida que fueron conociendo mejor el sistema, diferenciando la señal de advertencia de la señal de guiado con sus pies, sintiendo la dirección con el bastón, etc. empezaron a sentir que el guiado suponía un gran apoyo, agradeciendo la iniciativa.
Hubo unanimidad en el grupo al manifestar que, aunque el esfuerzo realizado era motivo de felicitación, era necesario seguir implementando medidas de accesibilidad que les facilitase la autonomía. Mencionaron posibles mejoras en señalética, en el sistema de recarga de las tarjetas o en las barandas de separación de las filas como algunas de sus necesidades.
Información para todos los usuarios
También estuvieron de acuerdo al señalar que es importantísimo informar a todo el público usuario del Metropolitano sobre el sistema de señalización, indicando con precisión para qué sirven y cómo señalizan estos pisos podotáctiles. Por un lado, las personas con discapacidad visual usuarias del metropolitano sabrán usarlo y mejorarán su autonomía; y por el otro lado, el resto de los usuarios evitarán caminar por las guías y darán permiso de paso a las personas que realmente lo necesiten.
Entre las opiniones, destacaron las de una persona que tenía visión reducida, usuaria de Metro y de Metropolitano, que nos comentó que el contraste cromático de las señales podotáctiles suponían un gran apoyo y que ojalá éstas no se quedasen solamente en las estaciones, sino que se prolongasen hasta el acceso peatonal o los paraderos de la calle.
Otra de las personas, que tenía ceguera total, nos contó que él conocía sistemas parecidos en otros países. Dijo que valoraba mucho la inversión de ProTransporte en accesibilidad pero reclamaba más canales de consulta con las asociaciones de personas con discapacidad visual para conocer sus necesidades.
La experiencia fue muy positiva para todos porque la información recabada servirá para adecuarnos mejor a sus necesidades. Nos gustaría finalizar este artículo agradeciendo de nuevo a los chicos de AIEDI, que propiciaron el contacto y nos acompañaron en la visita. Siempre es un gusto colaborar con ellos.